somiedo
El Parque
El Concejo de Somiedo está situado al Sur del centro de Asturias, limitando al norte con el concejo de Belmonte de Miranda, al Este con el de Teverga y al Oeste con los de Cangas de Narcea y Tineo. Su límite meridional, con las comarcas leonesas de La Babia y Laciana, sigue la divisoria de aguas de la Cordillera Cantábrica, con la única excepción de una pequeña parte del territorio que vierte aguas al río Sil.
Situado en el suroeste de Asturias, y con casi 30.000 hectáreas de superficie, el Parque Natural de Somiedo, creado en 1.988, se caracteriza por tener un acusado relieve, con pendientes elevadas y cuya altitud varía desde los 400 m, en el extremo septentrional, hasta cotas superiores a los 2100 m, en la divisoria meridional; y constituyó durante mucho tiempo el único espacio natural protegido declarado por el Principado de Asturias.
Sus agrestes paisajes, antaño modelados por la acción de los hielos y hoy cubiertos por un mosaico vegetal en el que predominan los bosques de haya y de roble, albergan una de las poblaciones de Oso Pardo más importantes de Europa occidental, además de una amplia variedad de especies animales y vegetales propias de las montañas cantábricas.
La vida del hombre está aquí estrechamente vinculada al medio natural, y se basa en la ganadería bovina para producción de carne. Asimismo, la arquitectura rural es una de las más sobresalientes de Asturias.
En el ámbito de la protección de elementos etnográficos y culturales debe considerarse la presencia en Somiedo de uno de los elementos más singulares del patrimonio etnográfico asturiano, las cabanas de teito, construcciones de cubierta vegetal cuyo origen se remonta a las culturas prerromanas, donde los ganaderos permanecen con sus rebaños a lo largo de los meses de primavera y verano.
El concejo de Somiedo fue declarado "Parque Natural"en junio de 1988, y desde noviembre del 2000, la UNESCO lo ha declarado Reserva de la Biosfera.
La Red de Reservas de la Biosfera debe contribuir al logro de tres objetivos básicos:
- Conservación de los paisajes, los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.
- Desarrollo sostenible.
- Conocimiento científico y apoyo logístico, prestando apoyo a proyectos de demostración, de educación y capacitación sobre el medio ambiente y de investigación y observación permanente en relación con cuestiones locales, regionales, nacionales y mundiales de conservación y desarrollo sostenible.
El Clima
Somiedo pertenece al dominio climático húmedo templado. Sin embargo, la existencia de importantes barreras orográficas reduce el efecto atemperador de los frentes oceánicos, provocando un mayor contraste térmico entre los meses de verano e invierno y una mayor aridez estival que en otras áreas de Asturias.
- Los meses más cálidos son julio y agosto, que presentan máximas cuya media supera con frecuencia los 20°C, en la estación de Valle de Lago, o incluso los 23°C, en la de La Riera. En esta última son habituales máximas superiores a 30°C. Las situaciones veraniegas se extienden en ocasiones hasta Octubre.
- Los meses más frios son enero y febrero, en los que las heladas tienen una relación directa con la altitud.
En cualquier estación el clima de Somiedo modela el paisaje consiguiendo imágenes de increíble belleza. Incluso en invierno la nieve consigue darle al entorno un aspecto más bucólico si cabe.
Flora
El papel de Somiedo en la conservación de la diversidad biológica de Asturias es fundamental, pues las montañas somedanas albergan en su seno 1.125 especies de flora vascular, casi la mitad del elenco florístico asturiano.
Una idea de la diversidad florística del territorio la puede dar el hecho de que de los 73 árboles y arbustos autóctonos en Asturias, 65 están representados en Somiedo.
El paisaje vegetal al margen de algunas curiosidades botánicas que se dan sólo en esta zona de la Cordillera Cantábrica (especies endémicas), como la Centaura de Somiedo, y de algunas asociaciones florísticas propias de este territorio, uno de los aspectos que más llama la atención al observar el paisaje somedano es la diversidad de su cubierta vegetal y, sobre todo, el dominio del bosque atlántico, el bosque caducifolio.
Las características del clima y del suelo permiten la existencia en Somiedo de los dos tipos de bosque más representativos de la montaña cantábrica, ambos de hoja caduca: el hayedo y el robledal. Los bosques de hayas son los que mayor superficie ocupan en el Parque, extendiéndose por las laderas más umbrías, en tanto que los robledales ocupan preferentemente las laderas soleadas.
A mayor altitud, las condiciones adversas del clima y del suelo impiden el asentamiento de este tipo de bosques, predominando entonces el bosque de abedules, menos denso que los hayedos o los robledales y acompañado siempre de abundante matorral.
Las formaciones herbáceas también alcanzan considerables extensiones, evidenciando claramente la actividad ganadera de la zona. En los fondos de los valles, donde la población es permanente, predominan los prados -protegidos por cercas y setos- destinados a la producción de hierba seca (prados de siega); este tipo de aprovechamiento ha relegado a las formaciones boscosas a pequeñas superficies de alisos y fresnos en las riberas de los ríos, o a reductos de robles y encinares en laderas pedregosas y soleadas. A medida que se incrementa la altitud, la población humana deja de ser permanente, y sólo las brasas y prados destinados al pastoreo estival (prados de diente) denotan la influencia del hombre en estas zonas más boscosas.
Los matorrales también desempeñan en Somiedo un papel importante, ya que además de ocupar á reas en las que no ha prosperado el bosque, algunos --como el Piorno- son aprovechados como material básico en la construcción de las techumbres de las populares "cabanas" de las brasas somedanas. Por encima del bosque de abedules, a partir de los 1.600 ó 1.700 m, la vegetación dominante está integrada por matorrales y pequeñas plantas herbáceas adaptadas al rigor del clima.
Fauna
De acuerdo con la información disponible, la fauna vertebrada de Somiedo se compone actualmente de ciento ochenta y ocho especies. Dado el alto grado de conservación del territorio de Somiedo y a la escasa alteración de sus hábitats, aún persisten en el área especies que se han hecho extremadamente raras o se han extinguido en el resto del territorio. Entre las más emblemáticas destacan el Oso Pardo, que mantiene en Somiedo uno de los principales núcleos reproductores de la Cordillera Cantábrica y en menor medida, el Urogallo y el Pico Mediano.
La diversidad paisajística y vegetal, y su accidentada orografía, han hecho de Somiedo un lugar de refugio para varias especies de animales que en otros tiempos vivían en zonas más amplias de Asturias y de la Península Ibérica. El Parque Natural ha conservado hasta nuestros días una de las más completas y equilibradas representaciones de la comunidad faunística de la Iberia atlántica. Diez especies de anfibios, igual número de reptiles, un centenar de aves y unos cuarenta mamíferos, así como al menos cuatro especies de peces, constituyen la fauna vertebrada somedana.
Muchas de ellas tienen en la Cordillera Cantábrica sus límites de distribución europea más meridionales (Rebeco, Lirón Gris). Algunas han quedado aisladas de sus poblaciones norteñas, bien debido a la acción de procesos naturales (Lagartija de Turbera), bien por la secular persecución a que se han visto sometidas, como sucede en el caso del Oso Pardo. Otras, como la Salamandra Rabilarga, el Lagarto Verdinegro y el Desmán (o Topo de Río), son endémicas del norte peninsular.
La mayoría de los visitantes no lograr ver ninguna de las especies de grandes vertebrados no cinegéticas. Ciertamente, nutrias, águilas reales, urogallos, osos, lobos,... habitan en Somiedo, pero no hay que olvidar que se trata de animales cuya supervivencia depende en buena medida de su habilidad para evitar la presencia de las personas y ocultarse a su vista. Esto no significa que para observarlos sea necesario adentrarse en los más recónditos lugares ni acercarse a las zonas de uso restringido especial. Por el contrario, al amanecer y al atardecer se pueden avistar desde las carreteras y alrededores de los pueblos -utilizando prismáticos o telescopios, y tras examinar minuciosamente las cumbres y laderas de los montes- las especies más huidizas.
Un menor esfuerzo requiere la observación de otras especies no menos destacadas por su interés científico, pero mucho más fáciles de localizar, como son algunos reptiles y anfibios endémicos o presentes en España sólo en el norte (Víbora de Seoane y Rana Bermeja, entre otros). Igualmente, se pueden encontrar con relativa facilidad especies de caza mayor, como el Corzo, el Venado o el Jabalí (además del Rebeco), y un amplio número de aves, tales como el Ratonero Común, la Chova Piquigualda y los pájaros forestales (herrerillos, carboneros, reyezuelos, etc.) o los de alta montaña (treparriscos, acentores y gorriones alpinos, etc.).
Geología
El Parque Natural de Somiedo se asienta en una zona geológica estructuralmente compleja, que corresponde a los períodos precámbrico y paleozoico. Su variedad litológica es muy importante y se caracteriza por la alternancia de formaciones silíceas (pizarras, areniscas y cuarcitas) y formaciones carbonatadas (calizas y dolomías).
El relieve es bastante abrupto, con laderas muy pendientes e inestables, y tiene sus puntos más altos en picos como El Cornón (2.194 m), Peñaorniz (2.190 m), Picos Albos (2.109 m) o Sierra Pelada (2.049 m), mientras que la cota más baja está en Aguasmestas (395 m). Los cauces de los ríos, propios de un relieve fluvial juvenil, tienen fondos muy estrechos y sin apenas depósitos.
Por su parte, los valles altos, mucho más amplios, han sido modelados por los glaciares; sus efectos pueden observarse en un conjunto de lagos de circo glaciar (La Cueva, Calabazosa, Cerveriz, Lago del Valle...), considerado de alto interés hidrogeológico y geomorfológico.
A vista de pájaro, el Parque se estructura en cinco valles principales -los de Saliencia, Valle del Lago, Puerto de Somiedo, Perlunes y Pigüeña -, que marcan tanto la organización física del territorio como la propia vida social de los habitantes.